La emergencia continúa en Turquía tras tres días de intensos incendios forestales que obligaron a evacuar a más de 50.000 personas. Las llamas, alimentadas por fuertes vientos, afectan principalmente a las provincias de Esmirna, Manisa y Hatay, según confirmó la agencia turca de gestión de catástrofes (AFAD).

El distrito de Seferihisar, en la provincia de Esmirna, figura entre los más afectados. Allí, al menos 42.300 personas fueron trasladadas a zonas seguras. En Manisa y Hatay también se ordenaron evacuaciones, con 2.936 y 1.500 desplazados respectivamente, según el informe oficial difundido este lunes.

AFAD detalló además que al menos 79 personas debieron ser hospitalizadas por inhalación de humo o heridas leves, aunque todas fueron dadas de alta. La situación más crítica se concentra en los frentes activos de Esmirna y Manisa, donde los incendios persisten pese a los esfuerzos desplegados.

Los daños materiales también son considerables. En Esmirna, el fuego destruyó 132 viviendas y un comercio, mientras que en Bilecik se reportan 64 casas afectadas, junto a tres negocios y 20 establos dañados. Las autoridades trabajan para evaluar el impacto total en infraestructura y medios de vida.

El gobernador de Esmirna, Süleyman Elban, informó que el fuego en su provincia se declaró alrededor de las 13:00 del domingo y se extendió rápidamente debido a ráfagas de viento que superaron los 100 km/h, complicando las tareas de contención.

Desde el domingo, unidades terrestres y aéreas combaten los incendios, pero las condiciones climáticas adversas dificultan los trabajos. Los servicios de emergencia se mantienen en alerta máxima, con refuerzos enviados desde otras regiones del país.

Aunque las autoridades informaron que la mayoría de los focos están controlados, cuatro incendios siguen activos. La prioridad, aseguran, es salvaguardar vidas y evitar que el fuego alcance nuevas áreas residenciales.

Fuente: DW