Explicó que por lo menos 10 niñas de esa comunidad, cuyas edades oscilan los 3 y 10 años, eran seducidas con regalitos por parte de ese pastor con los famosos heladitos «Chupa chups» y hacía que le toquen su parte íntima. El hombre llegó a esa comunidad para asistencia espiritual, y la profesora de una escuela se percató de lo que ocurría, por lo que realizó la denuncia.

La abogada destacó que es la primera querella privada que se hace en representación de una comunidad indígena. «Estamos hablando de un pedófilo en potencia», indicó.

La profesional sostuvo que la justicia no prioriza a las comunidades indígenas, y recordó que el pastor ya fue condenado en una ocasión anterior por abuso sexual contra un familiar cercano.