Un reciente informe del Ministerio Público de Brasil y la Policía de San Pablo reveló el avance del crimen organizado en Paraguay, el país con la mayor presencia de miembros del Primer Comando Capital (PCC) fuera de territorio brasileño.
Según los datos presentados por estos organismos, el grupo criminal cuenta con más de 2.000 integrantes en 28 países. De esta cifra global, 699 "soldados" del PCC están en Paraguay, lo que posiciona al país como la segunda base de operaciones más importante de la organización, solo por detrás de Brasil.
El informe detalla que de los 699 miembros del PCC en Paraguay, casi la mitad -unos 341- está presa, en tanto que el resto está en libertad. La infiltración del PCC en el sistema penitenciario paraguayo es una de las principales preocupaciones para la seguridad, ya que el grupo criminal brasileño ha logrado establecer redes logísticas y operativas desde dentro de las cárceles, algo que facilita el tráfico de armas, drogas y personas desde Paraguay hacia otros países de la región.
El PCC cuenta con más de 2.000 miembros en un total de 28 países, fuera del Brasil, de los cuales 699 integrantes del PCC han sido identificados en territorio paraguayo
La expansión del PCC no se limita a Paraguay, ya que cuenta con una presencia importante en Venezuela, donde se habla de 656 miembros, Uruguay, con 140, y Bolivia, con 136 "soldados". Las autoridades brasileñas también confirmaron la existencia de miembros del PCC, aunque en menor medida, en Argentina, Chile, Colombia, Ecuador y Guyana Francesa, además de Europa y Asia.
Rodrigo Nicora.
Camila Nunes, investigadora brasileña, advirtió del crecimiento de la violencia carcelaria en Paraguay, lo que representa el "ambiente ideal para que el PCC se fortalezca". En tanto, el fiscal Lincoln Gakiya, referente en su país en el combate a la organización criminal, sostuvo que el PCC aplica una estrategia de infiltración en las cárceles para luego liberar a sus miembros y reclutar a los locales, poniendo como ejemplo a Paraguay, con réplicas en Argentina y Chile y hasta en Europa, sobre todo en Portugal.
En Paraguay, el informe género la reacción de las autoridades de seguridad, como el ministro de Justicia, Rodrigo Nicora, quien indicó que la cantidad de miembros del PCC en las cárceles paraguayas podría ser superior a los 341 estimados por Brasil, incluso hasta unos 200 más.
Nicora hizo, sin embargo, una distinción entre "soldados bautizados" y "simpatizantes" o personas que buscan protección dentro de estas organizaciones, que aseguró son la mayoría. El ministro admitió la presencia del PCC en seis de los 20 centros penitenciarios del país, incluyendo Coronel Oviedo, Ciudad del Este, Misiones, Concepción, Encarnación y Pedro Juan Caballero.
El ministro de Justicia, Rodrigo Nicora dijo que la cantidad de miembros del PCC en las cárceles paraguayas podría ser superior a los 341 estimados por Brasil
Además, Nicora dijo que aunque organizaciones como el Clan Rotela, de origen paraguayo, cuentan con un número de simpatizantes más importante que el PCC, esta organización destaca por su organización y su estructura más verticalista, pese a no contar con líderes visibles en el país.
Óscar González y Enrique Riera.
En tanto, el ministro del Interior, Enrique Riera, reconoció la gravedad de la situación y atribuyó el crecimiento del PCC en el país a "instituciones débiles" y, sobre todo, a "autoridades corruptas". Riera admitió que el PCC "entró al Paraguay porque bajamos la guardia", en referencia a autoridades del gobiernos anteriores.
En ese sentido, responsabilizó a los tres poderes del Estado, que aseguró, se vieron complicados con el crimen organizado. El ministro también señaló que las actividades del PCC, como el tráfico de drogas, trata de personas y tráfico de armas, "mueven mucho dinero y compran muchas voluntades".
Fundado en 1993 en la prisión de Taubaté en el Estado de São Paulo, Brasil, el PCC ha expermentado un crecimiento exponencial, con casi 40.000 miembros activos en 24 estados de ese país y una recaudación estimada en más de 200 millones de dolares, según autoridades brasileñas.
El asesinato de Jorge Rafaat en junio de 2016 marcó el ingreso más fuerte del grupo criminal al territorio paraguayo, posicionándola como fuerza predominante, otorgándole el control de la totalidad del cultivo y tráfico de marihuana. Desde entonces, el Paraguay también se convirtió en su base de operaciones para el tráfico de cocaína producida en Bolivia, Perú y Colombia y traficada a Brasil, Europa y África.
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