Mientras el discurso oficial insiste en mostrar una educación renovada, en el interior del país la realidad va por otro camino. En Santa Rosa del Aguaray (San Pedro) y en Remansito (Villa Hayes), estudiantes de escuelas públicas siguen dando clases a la intemperie, bajo temperaturas cercanas a 0°C, recurriendo a fogatas para soportar el frío. Las aulas, sencillamente, no existen.
En la Escuela y Colegio República del Paraguay, 180 estudiantes desde preescolar hasta noveno grado asisten a clases en pasillos, patios o en una vieja cocina de madera. Algunos reciben lecciones en carpas improvisadas; otros, en espacios sin techo. La institución lleva más de dos décadas sin infraestructura adecuada, y un pabellón de madera levantado por los padres fue clausurado por peligro de derrumbe.
El director, Sixto Galeano, recuerda que el 14 de junio del año pasado interrumpió un acto del presidente Santiago Peña para pedirle aulas. “No tenemos ni un aula en el colegio”, le dijo en ese entonces. A un año de aquel pedido, no hubo respuesta. “Hace frío, sin aulas, sin internet, sin capacitación… es difícil cambiar la educación así”, lamenta hoy.
El Gobierno, sin embargo, sí envió pupitres. Se trata de los denominados “pupitres chinos”, adquiridos por Itaipú en una licitación de USD 32 millones que arrastra denuncias de sobrefacturación y presunto direccionamiento. La comunidad educativa no oculta su indignación: “Faltan aulas, pero sobran ganas”, expresan padres y docentes que, pese a la adversidad, siguen luchando por una educación digna.
A contramano del relato gubernamental, tampoco todos los kits escolares fueron entregados por el MEC. La falta de útiles escolares se suma a la lista de carencias que golpea con fuerza a los estudiantes más vulnerables del segundo departamento.
La comunidad local logró que la Gobernación y la municipalidad inicien la construcción de dos aulas, pero hasta ahora ni siquiera tienen techo. Además, esperan una resolución del MEC para refaccionar otro espacio mediante el programa Tape Ñembosarái, aún sin fecha definida.
Situaciones similares se viven en la Escuela Anexo Nueva Asunción, en Remansito. Allí, niños y niñas también dan clases al aire libre, desafiando temperaturas bajo cero. El ministro de Educación, Luis Ramírez, sugirió el traslado de los estudiantes, pero no existe una institución cercana con capacidad para albergarlos.
Con fogatas, grabaciones en redes sociales y pedidos públicos, los alumnos intentan llamar la atención del Estado. En lugar de respuestas, reciben indiferencia. La docente Nora Martínez, exalumna de la escuela hoy convertida en maestra, sintetiza el sentimiento general: “Sufrí estudiando así y ahora sufro enseñando. Que el presidente venga y vea la realidad”.
Fuente: ABC Color
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