Esta semana, un juez absolvió a la mujer de 63 años, cuyo nombre se mantiene en reserva, de los cargos de intento agravado de tráfico de narcóticos, después de que el fiscal Miguel Ángel Palazzani dijera ante el tribunal que el Ministerio Público Fiscal ya no pretendía enjuiciarla, como consta en un comunicado de prensa.
La mujer, originaria de Salta, fue detenida en febrero de 2019 en el Paso Internacional Cardenal Antonio Samoré, una carretera fronteriza que conecta a Argentina y Chile. Las autoridades la encontraron en un autobús con 2,7 kilos de cocaína atados con cinta a su cuerpo.
Unas tres semanas antes de su arresto, la mujer había ido a la ciudad fronteriza de Yacuíba, Bolivia, para recoger la cocaína, según afirma el fiscal, quien agrega que los registros telefónicos muestran que, mientras estaba en su trayecto, ella mantuvo comunicación con un ciudadano boliviano, o con alguien que tenía un teléfono de ese país.
Durante la audiencia, Palazzani dijo que el Ministerio Público Fiscal había decidido retirar los cargos contra la mujer porque “pertenece a un sector socialmente desfavorecido” y se encontraba en una situación “desesperante”, pues requería dinero para pagar las necesidades médicas de su hijo.
Según el medio argentino elDiarioAR, el hijo de la mujer había sufrido un desgarro en el hígado durante un partido de fútbol. Tras varias cirugías fallidas, el joven requirió una operación adicional que no era ofrecida por los hospitales públicos, lo que obligó a la mujer a recurrir a cirujanos en costosos hospitales privados que ella no se podía dar el lujo de pagar.
Antes de que la mujer aceptara trabajar como mula de la droga, había vendido todo lo de valor y había hecho todo lo posible para recaudar fondos para la operación, como afirma Palazzani, quien agrega que ella era “el principal apoyo económico y emocional de su familia”, lo que les permitió a otras personas aprovecharse de su desesperación y vulnerabilidad.
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