Durante toda la mañana, un río de asistentes cargados con tiendas de campaña, sacos de dormir y todo lo necesario para sobrevivir durante cinco días no cesó en su discurrir por el ingreso a la granja Worthy, en el condado de Somerset (oeste de Inglaterra).

Este evento estival, que tuvo su primera edición en 1970 y que se desarrollará hasta el próximo domingo 29 de junio, dará el pistoletazo de salida a las actuaciones de los más esperados, incluida la aparición de la banda The 1975 en la noche del viernes.

El sábado será el turno de Neil Young, que en primera instancia amenazó con no asistir al festival tras denunciar que estaba "controlado" por la BBC, aunque después decidió mantener su puesto como cabeza de cartel, que no ocupaba desde 2009.

Otros grandes nombres que suben al escenario a partir del viernes son ídolos pop de las jóvenes generaciones, como Charli XCX. Rod Stewart y Olivia Rodrigo cerrarán en la jornada del domingo los conciertos en el legendario escenario Pyramid, por donde han pasado leyendas como David Bowie, Oasis, Paul McCartney o Stevie Wonder.

Alanis Morissette, The Prodigy, Snow Patrol, Burning Spear y Raye también forman parte de los grandes nombres de esta edición.

Controversia con el grupo Kneecap

La atención mediática se centra en Kneecap, un trío de raperos originarios de Belfast que debe actuar el sábado. Uno de los miembros del grupo tiene que hacer frente a cargos judiciales, acusado de haber exhibido durante un concierto una bandera de Hezbolá, movimiento islamista clasificado como organización terrorista en el Reino Unido.

Su presencia generó críticas dentro de la clase política y el primer ministro laborista, Keir Starmer, consideró que no es "apropiado" que el grupo esté presente en el festival.

La líder de la oposición conservadora, Kemi Badenoch, pidió a la BBC, socia del festival desde 1997, que no transmita el concierto de los raperos.

El pasado año asistieron a los conciertos unas 210.000 personas, con actuaciones de Dua Lipa, Colplay, SZA o Shania Twain.

Las entradas, que tenían un precio de 373,5 libras (438 euros), se agotaron en el pasado mes de noviembre en menos de 40 minutos, símbolo de que este festival, con más de medio siglo de historia, continúa siendo un imprescindible en la cultura musical británica.

aa (efe,afp)