Esta ley busca que tanto las industrias farmacéuticas como los profesionales de la medicina declaren los incentivos o “premios” recibidos por prescribir ciertos medicamentos.
La medida surge en un contexto de creciente preocupación por la influencia de las farmacéuticas en las prescripciones médicas, especulando que algunos médicos podrían estar favoreciendo a determinadas empresas del sector por beneficios personales.
La propuesta de Núñez se enmarca dentro de una serie de tensiones entre el gobierno y el sector médico, especialmente tras las críticas al proyecto de ley “Hambre Cero”, que limitaba la alimentación escolar a una sola comida diaria.
Este proyecto, defendido por el ministro de Educación, Luis Ramírez, y criticado por diversas sociedades médicas, ha sido uno de los puntos de fricción más notables.
La pediatra e investigadora Ana Campuzano llegó a comparar negativamente la atención médica de Núñez con la de un chamán, en respuesta a sus declaraciones sobre la no necesidad del desayuno para el crecimiento de niños y adolescentes.
El proyecto de Ley Hambre Cero, que centraliza los fondos del Fonacide y excluye al Ministerio de Salud del Consejo del Fondo Nacional para la Alimentación Escolar, ha sido aprobado en la Cámara de Diputados.
A pesar de las modificaciones, la esencia del proyecto impulsado por el Ejecutivo se ha mantenido, generando críticas por la falta de inclusión de criterios de salud en la alimentación escolar.
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