¿A dónde vamos?

Se oyeron los disparos, y entre los cuerpos caídos con sus vidas cegadas estabas tú. La sorpresiva y triste noticia nos despertó causando estupor.

Que frágil es la vida y que pena se acumula al saber que tan joven fuiste arrebatada en medio a la saña criminal, que enluta casi a diario a nuestra ciudad. Nefasta rutina que deja indiferente a la sociedad, que sigue su marcha, aplaudiendo y normalizando el crimen organizado.

La desgarradora escena de una madre viendo el cuerpo de su hija traspasado por las balas, caído al borde de la acera, tiene que despertarnos a la realidad, y ponernos en razón, de que esto no puede continuar.

¿A dónde vamos, si todo sigue así en ascenso? ¿Cuál será el futuro de nuestra ciudad?

El presente ya está teñido de sangre y extasiado por el dinero fácil.

¿Cuántos inocentes aún van a morir? ¿Cuántas familias cubrirá el luto hasta que todo cambie? Si es que alguna vez va a cambiar…

La impotencia de ese padre transfigurado por el dolor representa lo que muchos de nosotros sentimos. No hay palabras de consuelo que puedan subsanar la pérdida, eso lo vimos todos en las imágenes que recorrieron el país.

Las balas asesinas disparadas sin piedad, cerraron tus ojos Haylee Carolina Acevedo Yunis, opacaron tu sonrisa, cercenaron tus sueños e impusieron fin a tu joven vida. Al caer al borde de la acera, indefensa exhalando tu último suspiro, junto a tus compañeros de infortunio, quiero creer que no sentiste dolor y que tan solo eras nuevamente una niña a la espera del sostén de su madre y los besos de su padre, con el consuelo de que todo pasaría.

Pero la tragedia nos grita, haciendo trizas a los que tenemos corazón. Duele la muerte violenta, duele que mueran tan jóvenes y duele que todo se convierta en un crimen más para las portadas.

Nos queda a nosotros el compromiso de intentar que la justicia sea hecha y que las cosas puedan cambiar, pues, que triste será si las personas de bien tengamos que emigrar, impotentes frente a la violencia e inacción del Estado, que permite gestarse un poder paralelo, que todo compra, que todo corrompe y que a muchos encandila.

Paz en tu tumba donde duermes el sueño forzoso impuesto por la violencia. Fuerza a tus familiares y a los que deseamos un nuevo amanecer.

Lic. Sacha Aníbal Cardona Benítez.

Historiador