Sin embargo, uno de los inmuebles estaba hipotecado, otro tenía un usufructo vitalicio, otro ya estaba transferido a un tercero y el último también terminó escriturado a un tercero. El abogado José Fernández Zacur, explicó que en todos los casos recibió entregas dinerarias y pagarés o cheques que descontó dejando al comprador con las deudas.
En cuanto a su esposa, María Rosa Araujo, los bienes eran gananciales al momento de las “ventas” y la mujer omitió suscribir los contratos frustrando cualquier reclamación civil por cumplimiento contractual, refirió el profesional del derecho.
Recalcó que el matrimonio Gubetich – Araujo utilizó al sistema financiero para descontar varios de los títulos de crédito provenientes de la estafa. El perjuicio asciende a cerca de U$s. 2.400.000.
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