"Para sacar conclusiones, necesitamos informaciones detalladas sobre el lugar en que se produjo y las circunstancias, sobre lo que es verdad y lo que no es. No disponemos de estas informaciones", aseguró el portavoz de la presidencia rusa, Dmitri Peskov, en declaraciones a la prensa.

Estas palabras de Peskov representan la primera reacción de las autoridades rusas tras la muerte el lunes del periodista Frédéric Leclerc-Imhoff, de la cadena francesa BFMTV, que fue alcanzado por una metralla mientras viajaba con un convoy humanitario en la ciudad de Severodonetsk, en el este del país y epicentro en la actualidad de los combates.

La ministra de Relaciones Exteriores francesa, Catherine Colonna, denunció el lunes que el periodista, de 32 años, había muerto a causa de "un bombardeo ruso".

La fiscalía nacional antiterrorista francesa anunció ese mismo día la apertura de una investigación por crímenes de guerra tras la muerte del reportero.

En la misma línea se pronunció Sergii Gaidai, gobernador de la provincia de Lugansk, donde se ubica en la región industrial del Donbass.

Leclerc-Imhoff se encontraba en el interior de un vehículo que "se disponía a evacuar a una decena de personas en un área bajo fuego enemigo", afirmó la autoridad regional.