Cada una de estas recetas tiene ingredientes no escritos. Porque más allá de los condimentos y los tiempos de cocción, en realidad conllevan un mensaje de lucha y esperanza. Y, sobre todo, una ausencia.
Eran los platillos favoritos de estas personas que, hoy, están desaparecidas.
Forman parte del "Recetario para la memoria", un proyecto gastonómico, fotográfico y social que acaba de lanzar su segunda edición y que compila 80 recetas escritas por colectivos de madres buscadoras del estado de Guanajato.
Es una manera de homenajear a un hijo, padre, hermano, hija, esposo desaparecido. De decirles que no los olvidan, que los siguen buscando.
"Un recetario para aprender a cocinar, alimentarnos la memoria, resistirnos al olvido, nutrirnos de resistencia, para que lo individual sea colectivo, una mesa puesta para sentarse a compartir", explica en sus páginas un libro en el que participaron las activistas Zahara Gómez, Daniela Rea, Clarisa Moura y Alejandra Díaz.
Se trata de una más de las acciones culturales que defensoras y defensores de derechos humanos y víctimas han debido llevar a cabo en medio de la tragedia humanitaria que padece México, un país en el que, según los datos oficiales, hoy hay 111.200 desaparecidos.
De ellos, más de 3.000 están en Guanajuato. Ahí, al igual que en el resto del país, los familiares, y en particular las madres, han tenido que organizar y escarbar la tierra con sus propias manos para buscar los cuerpos de sus hijos.
Así han surgido colectivos como Buscadoras de Guanajuato, ¿Dónde están? Acámbaro, Proyecto de Búsqueda, Luz y Justicia, Salamanca Unidos Buscando Desaparecidos, Justicia y Esperanza, A tu encuentro, Hasta Encontrarte, Buscando con el Corazón y Madres Guerreras de León. Como parte de su búsqueda, ahora se pusieron a rescatar recetas, y a cocinar.
Voces
Otro testimonio agrega: "A Adán le encantaban las quesadillas de flor de calabaza. Comerlas iba más allá del deleite del sabor delicado, casi imperceptible de la flor, combinada con esa amargura del epazote y lo crujiente de la masa dorada al comal. El sabor era sólo una parte del festín".
En las redes sociales de este trabajo colectivo, la periodista Clarisa Moura recuerda que durante el proyecto se prendieron fogones, se abrieron las cocinas y se sirvieron las mesas para encontrarse, recordar, platicar, reír y llorar.
"Compartimos momentos de calma, entre risas, bromas y anécdotas, cantando y riendo. En esos momentos, comprendimos que la lucha debe abrazar la ternura para potenciar su fuerza política y su poder transformador", dice.
Con el recetario, añade, quieren proponer que se abriguen de todos estos sabores para decirles a cientos de miles de familias que no están solas. "Porque la memoria es algo que debemos nutrir como sociedad para que la mesa vuelva a estar servida para todos", explica.
Para la activista Alejandra Díaz, la intención es clara: "que estas recetas llenas de vida y de recuerdos sean una probadita para que conozcan a nuestras personas desaparecidas. Que sean una pizca de lo mucho que significan para sus familias: alimento para seguirles buscando hasta que todas y todos regresen a casa".
El proyecto explicita un deseo de las buscadoras: "donde quiera que estés, que tengas alimento". Y una promesa: "Siempre habrá un plato caliente esperándote".
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