Desde que se hizo su primer tatuaje y su primer 'piercing' a los 40 años, el aspecto de Buchholz ha cambiado tanto, que se ha vuelto casi irreconocible, con un 90 % de su cuerpo cubierto de tatuajes, de perforaciones en los labios, cejas y nariz, escarificaciones en el rostro, implantes subdérmicos en la muñeca e implantes magnéticos en las manos. Asimismo, presenta dos pequeños 'cuernos' subdérmicos en la frente, se ha tatuado los ojos y se ha bifurcado la lengua.
El hombre, que trabaja para una empresa de telecomunicaciones, tiene en su haber otro récord mundial, por acumular la mayor cantidad de 'piercings' en 2010, cuando oficialmente se le contaron 453 perforaciones.
"Soy la misma persona"
Sea como fuere, Buchholz afirma que todas estas alteraciones "han cambiado solo su aspecto exterior". "No me han cambiado a mí. Soy la misma persona", asegura.
El hombre confiesa que el proceso de modificación corporal más doloroso fueron los tatuajes en la palma de la mano: "Me duele mucho, no tengo mucha tolerancia al dolor".
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