Seis personas murieron y decenas resultaron heridas en el ataque perpetrado el martes 16 de julio contra una mezquita chiíta en el distrito de Wadi Kabir. Las muertes, entre las que se encontraban un policía, cuatro ciudadanos paquistaníes y un ciudadano indio, fueron confirmadas por la policía local y las embajadas de ambos países en el país.

Que el primer ataque reivindicado por el EI en Omán, tradicionalmente estable, y la primera vez en ocho años que los yihadistas se jactaron de lanzar un ataque en la región del Golfo, rica en petróleo.

Aymenn Jawad Al-Tamimi, investigador y experto en EI en el Foro de Oriente Medio, un grupo de expertos estadounidense, señaló que el ataque en Omán fue muy inusual y que había “muy poca evidencia de actividad yihadista en el país en el pasado”.

Cientos de miles de expatriados del sur de Asia viven y trabajan en Omán, que tiene una población de menos de cinco millones.

Aunque Omán no tiene las enormes reservas de petróleo de sus vecinos más ricos, es importante para la política exterior de Estados Unidos como interlocutor importante con Irán.

Contra los musulmanes chiítas

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Un vídeo publicado el martes 16 de julio, en el que aparece el logotipo de la agencia de noticias Amaq del grupo terrorista islámico, se atribuye la responsabilidad del ataque en Mascate y muestra a hombres armados disparando desde una posición elevada. Los canales de Telegram que simpatizan con el grupo terrorista también publicaron el vídeo.

Tamimi explica que ISIS ha caracterizado a los musulmanes chiítas como apóstatas que “deben ser atacados en todo el mundo siempre que sea posible”. Los musulmanes chiítas son una minoría en Omán.

Los tres atacantes murieron, dijo la policía omaní en un comunicado, sin dar más detalles sobre sus identidades ni sus motivos.

El Estado Islámico

El EI se hizo famoso a mediados de la década de 2010, cuando surgió del caos de la guerra civil en Siria para tomar brutalmente el control de las principales ciudades del este de Siria y del vecino Irak.

Los yihadistas ya no controlan el territorio y sus líderes han sido perseguidos por una coalición liderada por Estados Unidos, que incluye a los Estados del Golfo.

Pero sus partidarios y afiliados continúan perpetrando ataques en todo el mundo: su afiliado afgano Isis-K mató a 143 personas en una sala de conciertos de Moscú este año y ha sido vinculado con atentados con bombas en Irán que mataron a casi 100.