Este viernes se espera la sentencia en el caso de la desaparición y presunto feminicidio de Luz Dahiana Espinoza, desaparecida desde septiembre de 2020. La fiscala Deisy Sánchez solicita una pena de 40 años de prisión para Joel Guzmán Amarilla, última persona que vio con vida a la víctima en un inquilinato de la ciudad de Itá.

La investigación fiscal, que se extiende por cuatro años, ha recopilado 83 indicios que señalan a Guzmán como autor del crimen. El elemento probatorio más contundente es el hallazgo de manchas de sangre en el inquilinato, donde una muestra coincide en un 99,9% con el ADN de la víctima, respaldando la teoría de que el feminicidio ocurrió en ese lugar.

La Fiscalía sostiene que Guzmán intentó establecer una coartada mediante “automensajes” y proporcionó información falsa sobre la desaparición de Espinoza. Las declaraciones del acusado sobre la supuesta partida de la víctima en un automóvil gris fueron desmentidas por grabaciones de cámaras de seguridad, evidenciando inconsistencias en su versión de los hechos.

La fiscala Sánchez enfatiza que la ausencia del cuerpo de la víctima no debe impedir la justicia, estableciendo un precedente en el sistema judicial paraguayo. El caso representa la primera vez que una causa de esta complejidad, sin el hallazgo del cuerpo, alcanza la etapa de juicio oral y público.

Durante el proceso, se reveló que Guzmán realizó una confesión informal ante agentes policiales, admitiendo el crimen y proporcionando una ubicación falsa del cuerpo. Posteriormente, el acusado se acogió a su derecho al silencio, manteniéndose sin declarar durante todo el proceso judicial.

La Fiscalía argumenta que los indicios recolectados demuestran premeditación y alevosía en la comisión del crimen. La evidencia sugiere que el acusado planificó cuidadosamente sus acciones, incluyendo la posible desmembración y el traslado del cuerpo a un lugar aún desconocido.

Fuente: ABC Color