El Operativo Pindó se centró en el supuesto secuestro del peón Juan Carlos Olmedo, en la ciudad de Tacuatí, Departamento de San Pedro. “Los patrones no reunían características mínimas (para ser relacionados a los grupos criminales que podían estar detrás)”, inició contando el comisario.

Agregó lo siguiente: “Decidimos mantener los detalles con prudencia y trabajar. Escuchamos las declaraciones del hermano y decíamos ‘esto no puede ser'”.

Cardozo señaló que los ya detenidos ahora planearon el secuetro y lo hicieron, pero “al detectar movimientos extraños en la zona (presencia de las autoridades), ellos ‘liberaron’ a Juanchi y este llegó a su casa con el mensaje de que igual se debía pagar”.

Según el jefe Antisecuestros, este fue uno de los detalles más llamativos, aparte de que la supuesta víctima, al ser liberada, no quiso comunicarse con los miembros de la Policía, supuestamente por miedo y amenazas de los “secuestradores”.

“Desde que Juanchi no quiso recibirnos ya nos parecía extraño. El pago (que seguía en pie) debía ser este sábado y por eso adelantamos el procedimiento”, aseveró.

En este sentido, indicó que realizaron los allanamientos, procedieron a las detenciones y encontraron los celulares (de Juanchi y desde donde se hizo la llamada para las negociaciones).

Posteriormente, reflexionó acerca de que el hermano de Juan Olmedo, vocero en todos los medios de comunicación, pudo haber sido uno de los utilizados para conseguir el dinero, especialmente del dueño de la estancia en que trabajan.

“Si alguien le iba a quitar dinero al dueño iba a ser alguien a quien él aprecia y ese era Juanchi”, comentó.

Como clímax del caso, el comisario relacionó todo con la producción de marihuana. “Hay un condimento importante que es la producción ilegal de cannabis. El dueño denunció que detectaron plantaciones hace un tiempo y (había sido) Juanchi tenía contacto con estos campamentos”, afirmó. Al salir afectados, debían conseguir dinero y allí habría saltado el plan de simulación de secuestro.