La explosión se produjo cerca del lugar de enterramiento del general Qassem Soleimani en Kerman, durante un acto que conmemoraba los cuatro años de su muerte.

El presidente iraní, Ebrahim Raisi, prometió que los responsables del ataque serían rápidamente identificados y castigados. La tragedia se produce en un contexto de creciente tensión en Oriente Medio, especialmente tras la reciente muerte del líder de Hamás en Beirut.

El Mossad amenaza públicamente a los terroristas

David Barnea , director del Mossad, lanzó una amenaza directa a Hamás, declarando que cualquiera involucrado en la masacre del 7 de octubre será perseguido y eliminado. Hablando en el funeral del ex jefe del Mossad, Zvi Zamir, Barnea comparó la situación actual con las acciones del Mossad tras la masacre de Munich de 1972, afirmando que el tiempo no impedirá que los responsables sean capturados y castigados.

Las recientes acciones contra figuras vinculadas a Irán, incluido el ataque que mató a un líder de Hamás en Beirut y el ataque que mató a 103 personas en Kerman, aunque no hay confirmación oficial de la participación israelí, levantan sospechas sobre posibles represalias contra el país, notorio partidario de terrorismo antiisraelí.