Faustino Ramón Aguayo, de 43 años, uno de los dos narcotraficantes más buscados por la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad) se mantuvo prófugo de la justicia, hasta el pasado 27 de mayo cuando acompañado de sus abogados se presentó ante el juez penal de Garantías Mirko Valinotti. Hasta ahí todo era normal, pero el magistrado lejos de informar de la presencia del prófugo, no le dio participación a la Policía Nacional, ni tampoco a la Senad.
El fiscal
Es más el fiscal Deny Yoon Park, quien es el que solicitó la orden de captura nacional e internacional de Aguayo, dijo en una conferencia de prensa que nunca fue notificado, primero de que el prófugo se entregó y segundo de la disposición de su traslado a la cárcel de Pedro Juan. El agente explicó que solo se enteró de la medida una vez que se consumó el hecho, pero no aclaró por qué no apeló la medida del juez Valinotti, dejando firme la decisión y ahora que saltó el escándalo de la vida de lujo que llevaba el jefe narco en la prisión, el agente llamó a una rápida conferencia de prensa para tratar de justificar su accionar.
El juez
Por su parte el juez Mirko Valinotti, quien lleva la carga más pesada en este caso, no pudo explicar varios puntos. Primero por qué no informó a las autoridades de la presencia de Faustino Aguayo en su juzgado, segundo por qué rápidamente ordenó su traslado a una cárcel en la frontera. Aunque sobre este último punto esgrimió un casi increíble argumente, dijo que los abogados Hermelinda Benítez y María Rojas, representantes de Aguayo le presentaron un pedido de traslado de su defendido a la zona de norte del país, ya que Aguayo era un paciente cardíaco que ya había pasado por una cirugía de corazón y necesita un constante tratamiento y su médico tratante reside en Pedro Juan Caballero.
Ante esta situación el juez Valinotti sumariamente decidió enviar al narco a la cárcel de Pedro Juan Caballero. El magistrado, no le dio participación a la fiscalía, admitió que tampoco pidió que el médico forense del Poder Judicial o del Ministerio Público, ausculte a Aguayo, dijo que creyó totalmente en los documentos que presentaron los abogados defensores.
Tampoco se le pasó al juez por la mente que en Asunción podrían haber cardiólogos que puedan atender al preso e inmediatamente ordenó el traslado de Faustino Ramón Aguayo a Pedro Juan.
Cuando un interno de cualquier penal señala que tiene que recibir una atención fuera de la cárcel, el juez primero solicita la opinión de la fiscalía y luego ordena que un médico forense lo inspeccione y confirme la situación, para otorgar el permiso. Pero Valinotti, ni teniendo en cuenta que se trataba de una persona que estaba prófuga y acusada por hechos de narcotráfico, tomó ni las más mínimas precauciones del caso. Ordenó su rápida y silenciosa ida al penal de la frontera.
La ministra
Por su parte la ministra de Justicia Cecilia Pérez, también se lava las manos en este caso, alegando que no sabían que Faustino Ramón Aguayo, tenía más que un celda, una residencia dentro del penal que está bajo se administración. La ministra se limitó a lamentar que hayan funcionarios corruptos y ordenó la intervención del reclusorio.
Por cinco meses Aguayo tuvo una vida familiar dentro del presidio, entraban y salían las personas en el penal. Al momento del allanamiento una mujer estaba dormida en la celda, se presume que la misma se quedaba por días en la cárcel. También un auto eléctrico de juguete estaba en la celda lo que hace suponer que hasta niños venían a quedarse en el lugar. Ni hablar de los lujos que tenía el narco dentro de su celda y todo esto pasó los controles penitenciarios y nadie dijo nada.
La ministra de Justicia, no puede sacarle el cuerpo a una situación gravísima, ella no puede decir que no sabía lo que ocurría y darle la famosa salida de la intervención o sumario que suelen hacer siempre y que termina solo con la destitución del director de la cárcel y un puñado de guardiacárceles.
La Corte
El presidente de la Corte Suprema de Justicia César Diesel, por su parte también se manifestó al respecto de los hechos y en un principio señaló que el juez cumplió con su labor y que es potestad del Ministerio de Justicia velar por lo que ocurre dentro de las cárceles, que eso escapa a la jurisdicción de la justicia.
Sin embargo luego cuando se supo los sospechosos manejos que realizó el juez Valinotti al ordenar el traslado de Aguayo a Pedro Juan Caballero, el presidente de la Corte, ordenó que la Dirección General de Auditoría de Gestión Jurisdiccional, realice una auditoría del expediente de Faustino Ramón Aguayo y el proceder del juez.
Pero es sabido que las auditorías ordenadas por la Corte nunca se dan a conocer los resultados de sus sumarios, por ende tampoco se conoce si alguna vez se castigó a los sumariados. Es más bien una acción de marketing judicial, que una cuestión que pueda corregir en el futuro hechos similares.
Finalmente el narcotraficante Faustino Ramón Aguayo, fue rápidamente remitido a la Agrupación Especializada de la Policía Nacional, como debió ser desde un principio.
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