Luego, a partir de 2004 y mientras permanecía en la rama federal de Ponta Porã, hubo un nuevo enfoque.
Nuestras reuniones eran frecuentes, en la oficina de Acevedo o en la mía, en ocasiones con la participación de agentes estadounidenses (DEA), siempre atendiendo estrategias para enfrentar el crimen transnacional, especialmente el narcotráfico, que está creciendo en la región.
Con el apoyo del entonces gobernador Acevedo, pudimos extraditar a muchos grandes traficantes brasileños con base en Paraguay y arrestar a decenas de criminales. La Policía Federal se destacó, como lo es hoy, en esta lucha, en un universo de mutua colaboración.
Acevedo fue jurado a muerte por un consorcio de traficantes internacionales. Yo también.
Hubo muchos mensajes, amenazas y planes de muerte. En 2010, Acevedo, ya senador, fue atacado. Su automóvil fue alcanzado por 40 disparos de fusil. Se tiró al piso del auto y fue rozado dos veces, en la cara y en el brazo. Milagrosamente escapó. Los miembros de su escolta murieron.
Los brasileños desconocen que Acevedo, aunque estaba en riesgo, ha hecho mucho por Brasil en la lucha contra el narcotráfico. Pocos agentes de la policía federal lo saben.
Lo sé y nunca lo olvidaré. Covid lo llevó a los 55 años, pero los traficantes no. Duerme en paz, Robert Acevedo, y que Dios proteja a doña Zuma y sus hijos.
Odilón de Oliveira. Ex Juez Federal / BR
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