Primero, Ullón Brizuela señala la incongruencia entre el discurso de “construir poco a poco” y la realidad de un club que, según él, se encuentra en declive tanto deportivo como financiero. Este punto es especialmente relevante porque pone en tela de juicio la eficacia de una administración que ha tenido más de una década para implementar un modelo de éxito.
En segundo lugar, el autor aborda la cuestión de la deuda que, según afirma, ha sido generada por la propia directiva debido a decisiones erróneas en contrataciones y rescisiones millonarias. Este es un tema delicado que afecta no solo al rendimiento deportivo del equipo, sino también a su estabilidad financiera. Negar la existencia de problemas económicos solo contribuye a agravar la situación.
Otro aspecto que destaca Ullón Brizuela es la actitud soberbia de la directiva, que según él, ha alejado a personas que podrían haber contribuido positivamente al club. La falta de apertura al diálogo y la imposición de un “pensamiento dictatorial” son elementos que, de ser ciertos, podrían estar minando el desarrollo y la cohesión dentro de la institución.
Por último, el autor hace hincapié en que los ataques personales no pueden ocultar la “realidad cruda e irrefutable” que vive Cerro Porteño. Según Ullón Brizuela, el club ha pasado de ser una institución ordenada y victoriosa a una que navega a la deriva, tanto en lo deportivo como en lo financiero.
En resumen, la nota de Julio Ullón Brizuela plantea cuestiones serias que deberían ser objeto de un análisis profundo por parte de todos los involucrados en la vida del club. Los problemas que señala no son menores y, de no ser abordados con la seriedad que merecen, podrían tener consecuencias a largo plazo para la institución que tantos aman.
Textual:
“Son 14 largos años de gestión al frente del club por parte de esta directiva pero siguen hablando de construir “poco a poco”. Mientras el hincha sufre y aguanta las derrotas por amor al club.
Niegan la existencia de una deuda gigantesca que ellos mismos generaron producto de rescisiones millonarias, malas contrataciones de técnicos y jugadores que solo dieron como resultados fracasos.
La soberbia con la que se expresan no va de la mano con los pésimos resultados deportivos y económicos. Esa misma soberbia es la que ha alejado del club a varios cerristas que han querido ayudar y que no se alinean al dictatorial pensamiento que hoy se impone dentro de la institución.
Los ataques personales jamás podrán tapar la realidad cruda e irrefutable. Cerro Porteño pasó de ser un club ordenado, planificado y victorioso, para convertirse en una institución a la deriva en lo deportivo con preocupantes números en lo financiero. Todo esto por culpa de la pésima gestión.
Los números, datos y hechos son claros. Los resultados están a la vista. El cerrista es consciente de la dura realidad que año tras año viene soportando hace más de una década. El ficticio escenario que quieren vender dista de manera tajante con la cruda realidad del presente.”
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