La primera ministra, Ingrida Simonyte, considera que es la respuesta de Minsk a una sanciones que duelen y que no serán las últimas: "En este caso concreto, creo que las sanciones a los sujetos y personas implicadas en la organización de este flujo migratorio en primer lugar hacia Bielorrusia es un paso realmente muy importante, pero no creo que sea el último."

La mandataria sostiene que se está haciendo todo lo posible para asegurar los derechos humanos de las personas que están llegando. Las tropas se han desplegado por cinco kilómetros de los 670 que Lituania tiene de frontera con Bielorrusia. Por primera vez en la historia del país y solo en esa franja y en cinco centros para inmigrantes, se ha decretado el estado de emergencia.

"Creo que es realmente tranquilizador. Porque por la noche, cada sonido que oímos en el exterior provoca cierta preocupación. Así que quizá sea mejor que las tropas se queden fuera y estén preparadas. Listas para cualquier cosa", asegura un residente en la zona.

Además de los militares, se han enviado a la frontera policías, y el ministerio de Interior ha pedido la asistencia de la Unión de Fusileros Lituanos, una organización paramilitar.

Las leyes de asilo han sido recientemente endurecidas para solo autorizar los permisos en los pasos oficiales y las misiones diplomáticas.