Explicó que «la ley es un primer paso hacia el respeto y la igualdad, pero ahora es necesario discutir la cuestión de la igualdad que no es solo una legislación y promover iniciativas para que las mujeres tengan oportunidad de ascender profesionalmente en sus carreras, lo cual debe implicar un debate con toda la sociedad», manifestó.

Gonçalves citó la necesidad de «discutir» algunos marcados trazos culturales de la sociedad brasileña y también «la división sexual del trabajo en la casa», que identificó como un «limitador» para un mayor desarrollo de la mujer en el mercado laboral.

«Muchas veces se le ofrece una promoción a una mujer», pero no puede aceptarla por «la carga horaria» que le imponen tareas caseras que en la sociedad se reservan para ellas, como «buscar a los niños en la escuela o cuidar a una persona enferma», indicó.

Según Gonçalves, es necesario promover «un cambio de comportamiento en las empresas» y en la propia sociedad, en la cual hace falta profundizar el combate a la misoginia, que en los últimos años fue «establecida y autorizada» en Brasil.

Por su parte, el presidente de Brasil, Lula Da Silva, prometió que hará cumplir la ley: “Sepan que este Gobierno hará cumplir esa ley”, expresó Lula en un acto celebrado en Brasilia, al que acudieron cientos de mujeres que celebraron la promulgación.

El mandatario reconoció que en algunos sectores empresariales existen ciertos recelos frente a la nueva legislación, pero advirtió que, una vez que ya entró en vigor, la ley no se podrá burlar ni violar.

La nueva legislación modifica la llamada Consolidación de las Leyes del Trabajo, que data de 1943 y reúne las normas laborales; crea diversas herramientas de fiscalización para garantizar su cumplimiento y establece pesadas multas administrativas para quien viole la ley.

Según estadísticas oficiales, en Brasil las mujeres representan el 51,1 % de la población brasileña, ganan en torno a un 22 % menos y sólo ocupan el 37 % de los cargos directivos en las empresas. / internacionales/ latribuna/