Esta rápida determinación del Poder Ejecutivo pone punto final a la polémica de si aceptaría o no lo decidido por el Senado, atendiendo al generalizado rechazo de la llegada de Ríos a la máxima instancia judicial, y representa al mismo tiempo un fuerte indicio de habría habido un acuerdo político de por medio.

La moneda de cambio sería un integrante colorado en la máxima instancia del Tribunal Superior de Justicia Electoral, donde siempre prevaleció una “igualdad” de las principales representaciones políticas, la colorada, la liberal y la tercera fuerza. Ahora, si esto se confirma el año próximo, habrían dos colorados en la cúspide del TSJE.

Para varios referentes políticos de la oposición, la llegada de Ríos a la Corte Suprema no es un accidente, sino simplemente es la continuidad del pacto de facto entre Mario Abdo y los políticos del PDP y del Frente Guasu.

Y si todo se desarrolla como se piensa que ocurrirá, el nuevo ministro de la Corte, Víctor Ríos, juzgará asuntos de máximo interés para el país durante los próximos 25 años. Atendiendo su edad – 50 años –, en el 2026 podría solicitar la inamovilidad en el cargo y seguir en funciones hasta el 2046.