Las víctimas procedían de varios países, y el impacto del ataque inusualmente salvaje e incomprensible del jueves repercutió en toda Francia y más allá. Los niños apuñalados, de entre 22 meses y 3 años, estaban en hospitales de Francia y Suiza.

El sospechoso, un refugiado sirio de 31 años con residencia permanente en Suecia, tiene una hija de 3 años que vive en Suecia, dijo a los periodistas el sábado la fiscal regional Line Bonnet-Mathis. Testigos dijeron a los investigadores que el sospechoso mencionó a su hija, su esposa y Jesucristo durante el ataque del jueves contra un parque infantil en la ciudad de Annecy, a orillas del lago.

La policía detuvo al sospechoso en el parque de la ciudad de Annecy después de que los transeúntes, en particular, un peregrino católico que golpeaba repetidamente al atacante con su mochila, intentaran disuadirlo.

El presunto atacante, cuyo nombre no fue revelado, fue presentado ante los jueces de instrucción en Annecy el sábado y acusado de intento de asesinato y resistencia armada, dijo Bonnet-Mathis. Está bajo custodia en espera de una mayor investigación.

El sospechoso se negó a hablar con los investigadores y fue examinado por un psiquiatra y otros médicos que lo consideraron apto para enfrentar cargos, dijo el fiscal. Dijo que el motivo seguía sin estar claro, pero que no parecía estar relacionado con el terrorismo.

El presunto atacante llevaba una cruz y llevaba consigo dos imágenes cristianas en el momento del ataque, dijo el fiscal. También llevaba consigo 480 euros en efectivo y un permiso de conducir sueco, y había estado durmiendo en la zona común de un edificio de apartamentos de Annecy.

Había viajado de Suecia a Italia y Suiza antes de venir a Francia en octubre pasado, y la policía francesa se está coordinando con colegas en esos países para conocer más sobre su trayectoria, dijo Damien Delaby, director de la policía judicial regional.