A partir de ello, se pone de manifiesto que la evolución humana y la marcha erguida tienen orígenes más complicados de los conocidos hasta ahora, en gran parte debido a que las huellas provienen de una especie del linaje humano, y posiblemente se trate de una especie desconocida hasta ahora.
El bipedismo - caminar sobre dos pies - es una característica humana, pero los científicos siguen reuniendo las piezas del rompecabezas de cómo y cuándo comenzó.
El rastro se encontró en 1976 en un lugar llamado Laetoli, un paisaje desolado al noroeste del cráter del Ngorongoro, en el norte de Tanzania, a 1,6 kms de dos conjuntos de huellas fósiles encontrados dos años después. Las encontradas en 1978 se han atribuido al Australopithecus afarensis, un homínido ejemplificado por el famoso esqueleto descubierto en Etiopía apodado 'Lucy'.
El estudio determinó que las distintas huellas de Laetoli -hechas en días, horas o posiblemente minutos, en la misma capa de ceniza - fueron creadas por dos especies de homínidos diferentes.
La paleoantropóloga Ellie McNutt, de la Universidad de Ohio Heritage College of Osteopathic Medicine, autora principal del estudio publicado en la revista Nature, señaló que las huellas de Laetoli representan la evidencia inequívoca más antigua de locomoción bípeda bípeda en el registro fósil humano.
"Había al menos dos homínidos que caminaban de forma diferente con pies de formas diferentes en este momento de nuestra historia evolutiva, lo que demuestra que la adopción de la marcha humana fue menos lineal de lo que muchos imaginan", dijo el paleoantropólogo del Dartmouth College y coautor del estudio, Jeremy DeSilva. "En otras palabras, a lo largo de nuestra historia, hubo diferentes experimentos evolutivos sobre cómo ser un bípedo”, señala.
Copia de yeso del original de Laetoli, en el norte de Tanzania (África oriental). En la imagen una representación de Australopithecus
Las huellas encontradas en 1976 y reexcavadas en 2019 presentaban rasgos diferentes a los encontrados en 1978, en particular una marcha llamado paso cruzado.
"El rastro consiste en cinco huellas bípedas consecutivas bípedos consecutivos. Pero el pie izquierdo se cruza con el derecho, y viceversa. Todavía no sabemos qué significa esto", dijo DeSilva.
"Los pasos cruzados se producen a veces en los humanos cuando cuando caminamos por un terreno irregular. Quizá eso explique este extraño modo de andar. O tal vez este homínido caminaba de una manera peculiar, o quizá se trate de una especie desconocida de homínidos adaptada para a caminar de esta manera", añadió DeSilva.
Basándose en las huellas, los investigadores estiman que el que el individuo que las hizo medía tan solo un poco más de 1 metro, caminaba con un talón prominente y tenía un dedo gordo del pie que sobresalía ligeramente, aunque no tanto como en un chimpancé.
ee (reuters / NatGeo / Nature)
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