A través de su homilía, advirtió sobre la presencia de “lobos vestidos de corderos” tanto en el ámbito religioso como en el político, y exhortó a una Iglesia comprometida con los más vulnerables, alejada del privilegio y el discurso vacío.

Durante la celebración eucarística en el Santuario Nacional de la Virgen de Caacupé, Valenzuela recordó la figura de San Francisco de Asís como ejemplo de renuncia y fidelidad radical al Evangelio.

“Jesús nos pide a todos esa misma radicalidad. Debemos comportarnos como ovejas en medio de lobos. El cristiano no debe perder su mansedumbre, ni dejarse llevar por la astucia del lobo”, expresó.

El obispo fue enfático al señalar que no se puede predicar la fe para enriquecerse ni utilizar el Evangelio como medio para obtener poder o prestigio. “Sería una traición. No se puede decir a los demás: ‘busquen las cosas de arriba’, mientras uno se queda con las de abajo”, cuestionó.

Valenzuela también advirtió sobre el uso de la fe como herramienta para fines personales. “Hay lobos vestidos de corderos en el poder. Personas que aparentan servir a Dios pero, en realidad, se sirven a sí mismos. Y el cristiano que se cree lobo termina devorado”, afirmó, sin referirse a casos concretos pero dejando en claro su crítica hacia ciertas prácticas dentro y fuera de la Iglesia.

El obispo reconoció que la institución eclesiástica tampoco está exenta de errores, y recordó que “nadie se animaría a decir hoy que la Iglesia ha sido siempre irreprochable”. Citó a Judas como símbolo de traición por ambición y afirmó que es necesario levantar la voz contra los abusos de poder, placer y dinero, tal como lo hicieron los profetas y reformadores en otros tiempos.

En su mensaje, Valenzuela retomó la imagen del papa Francisco sobre la Iglesia como “un hospital de campaña”, y lamentó que en muchos casos aún se prioricen los actos protocolares por encima de una verdadera cercanía con el pueblo.

“No podemos hablar de hospital si cerramos las puertas al que sufre. La misión no se mide en discursos, sino en gestos de misericordia”, sentenció.