as fuerzas de seguridad paraguayas asestaron este lunes un golpe significativo al narcotráfico con el desmantelamiento de un campamento de producción de marihuana ubicado en el corazón de la Reserva Natural del Bosque Mbaracayú, departamento de Canindeyú. El operativo fue ejecutado de manera conjunta por la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad), el Comando de Operaciones de Defensa Interna (CODI) y agentes del Ministerio Público, quienes penetraron en la zona boscosa protegida que había sido invadida por estructuras narcocriminales.
Las autoridades vinculan este centro de producción ilícita con Felipe Santiago Acosta Riveros, alias “Macho”, un peligroso criminal de 41 años que permanece prófugo de la justicia desde 2016 y que ha convertido esta región fronteriza en su centro de operaciones. El historial delictivo de Acosta Riveros se remonta a abril de 2005, cuando fue capturado tras confesar el asesinato del colono japonés Hiroyuki Arai en Tavapy, Alto Paraná, crimen por el cual recibió una condena de 25 años de prisión.
La trayectoria criminal de “Macho” está marcada por múltiples fugas del sistema penitenciario. Su primera evasión ocurrió el 19 de mayo de 2011, cuando aprovechó un traslado hospitalario para escapar de la Penitenciaría Regional de Ciudad del Este.
Tras casi cuatro años prófugo, fue recapturado el 10 de febrero de 2015 en Saltos del Guairá, siendo trasladado entonces a la Penitenciaría Regional de San Pedro de Ycuamandyyú. Sin embargo, su permanencia en el reclusorio sería breve, ya que el 18 de febrero de 2016 obtuvo un permiso médico del cual nunca regresó, manteniéndose desde entonces en la clandestinidad.
El crecimiento exponencial de las operaciones narcocriminales de “Macho” en el departamento de Canindeyú le ha valido la denominación de “patrón” de la región. Su dominio territorial se consolidó principalmente a través de alianzas estratégicas con comunidades indígenas del norte departamental, a quienes pagaba por el uso de sus territorios ancestrales para el cultivo de cannabis y la construcción de pistas clandestinas de aterrizaje.
Esta simbiosis criminal se evidenció cuando agentes de la Unidad de Inteligencia Sensible intentaron ingresar a la zona de Colonia Americana, en Corpus Christi, siendo capturados, desarmados y sometidos a trabajos forzados por indígenas que protegían las operaciones del narcotraficante.
La estructura criminal comandada por Acosta Riveros ha diversificado sus operaciones, expandiéndose desde la producción de marihuana hacia el tráfico de cocaína proveniente de Bolivia. Los inmensos recursos económicos generados por estas actividades ilícitas han permeado distintos niveles institucionales, incluyendo estamentos policiales, militares, judiciales y políticos, conformando un entramado de corrupción que ha garantizado su impunidad durante años en la región.
La presión por satisfacer la demanda creciente de estupefacientes llevó a la organización criminal a expandir sus cultivos hacia zonas protegidas, iniciando un proceso sistemático de depredación ambiental en la Reserva de Biosfera del Bosque Mbaracayú. Esta área natural, que abarca los municipios de Yby Pytá, Villa Ygatimí e Ypejhú, ha sido progresivamente invadida para la implementación de plantaciones ilícitas, generando un severo impacto ecológico en uno de los últimos reductos del Bosque Atlántico del Alto Paraná.
El operativo ejecutado este lunes forma parte de una estrategia más amplia de las autoridades para desarticular la infraestructura narcocriminal en Canindeyú, reduciendo la capacidad operativa de estas organizaciones mientras se intensifica la búsqueda de “Macho”. Fuentes de la Senad indicaron que se han identificado otros campamentos similares en la región fronteriza, por lo que se mantendrán los operativos de inteligencia y los allanamientos coordinados con otras fuerzas de seguridad.
Las autoridades han reforzado la vigilancia en los pasos fronterizos y áreas limítrofes con Brasil, ante la sospecha de que Acosta Riveros podría intentar cruzar hacia territorio brasileño para eludir la presión de las fuerzas de seguridad paraguayas. El perfil delictivo de “Macho” y su capacidad para penetrar instituciones lo convierten en uno de los objetivos prioritarios para los organismos de seguridad, quienes mantienen activas varias líneas de investigación sobre su paradero actual.
Fuente: ABC Color
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