Cristian Kriskovich dejó de pertenecer del Consejo Directivo de la Universidad Católica de Asunción, cuyos miembros catalogaron la salida como una “solución negociada”.
Acusado por acoso a la estudiante Belén Whittingslow, las pruebas que esta presentó a través de su abogado, generó un escandalo de altas proporciones en el centro de altos estudios dependiente de la Iglesia. El caso rebasó el ámbito académico y logró intoxicar relaciones en la Iglesia.
Mensajes de texto vía WhatsApp, en los que Kriskovich manifestaba sus deseos de mantener relaciones con la estudiante, en primera instancia parecían ser suficientes para generar la salida del docente de la institución. Sin embargo, dichos mensajes fueron calificados por los curas Edmundo Valenzuela (arzobispo) y Narciso Velazquez (rector) como “simples galanteos”, lo cual constituyó un derrame de combustible sobre las llamas del incendio.
Una benevolente evaluación del juzgado que entendió la causa, consigna que los mensajes de contenido erótico que se dieron a conocer, en varios de ellos con gruesas expresiones, son “simples galanteos”. Los mensajes que mantuvieron fueron 1.600 en total.
El episodio alcanzó su punto más caliente, un año atrás, cuando el cardenal Adalberto Martínez, pidió a las autoridades de la UCA, la desvinculación de Kriskovich. La respuesta fue un silencio de más de 365 días, que ahora aparentemente entierra el escándalo que alimentaba la tensión.
La salida de Kriskovich en apariencia, trae la paz a la sorda guerra desatada entre grupos que integran la jerarquía eclesial en su capítulo Paraguay.
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