Thomas Matthew Crooks, el tirador , usó un rifle comprado por su padre y disparó a Trump desde un edificio cercano. Bill Pickle, ex subdirector del Servicio Secreto, criticó el fallo de seguridad y dijo que “no hay excusa para no cubrir un techo tan cerca del sitio”.
Un francotirador del servicio secreto disparó a Crooks poco después del tiroteo. Se encontraron explosivos en su coche. Un espectador murió y dos resultaron gravemente heridos. El FBI confirmó que Crooks no estaba en su radar antes del incidente y todavía está investigando sus motivaciones.
El Servicio Secreto normalmente visita empresas y edificios cercanos para monitorear y asegurar áreas fuera del perímetro de seguridad. Pickle destacó la importancia de evaluar la comunicación entre el servicio secreto y la policía local, además del uso de tecnologías como los drones.
En la manifestación participaron cuatro equipos de francotiradores, dos del servicio secreto y dos de la policía local. Los testigos informaron de su horror al escuchar los disparos y ver cómo sus guardias de seguridad sacaban rápidamente a Trump del escenario.
La directora del Servicio Secreto, Kimberly Cheatle, se enfrenta a una avalancha de críticas. Hay acusaciones de que favorece las políticas de identidad radicales por encima del mérito.
Otras críticas incluyen la perpetuación de malas prácticas de personal, el descuido de las evaluaciones y la creación de estándares separados para hombres y mujeres en el Servicio Secreto. Los críticos argumentan que sus políticas están afectando negativamente la seguridad y el desempeño de la agencia.
El presidente Joe Biden ha pedido una revisión completa de las medidas de seguridad para Trump y la Convención Nacional Republicana. El Congreso también investigará la violación de seguridad y Cheatle será llamado a testificar el 22 de julio.
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