Benítez destacó que la Dirección General de Asuntos Internos fue reforzada y ahora realiza un trabajo más proactivo en la identificación de conductas irregulares dentro de la institución. “Se detectó la presencia de elementos contaminados, ya sea por el crimen organizado o la delincuencia común”, puntualizó.

El comandante advirtió sobre el riesgo que representa mantener en las filas a policías sospechados, tanto para la ciudadanía como para sus propios compañeros. “Estos elementos no solo representan una amenaza armada para la sociedad, también son un peligro para el personal activo”, indicó. Entre las consecuencias más graves, mencionó la posibilidad de que filtren información o incluso que colaboren en emboscadas contra sus colegas.

Los motivos de los sumarios son variados. Según detalló Benítez, muchos agentes enfrentan procesos por ausentarse sin aviso de sus puestos de trabajo, retrasos reiterados o viajes fuera del país sin autorización. Otros, sin embargo, están bajo la lupa de Asuntos Internos, la Justicia Policial y el Ministerio Público por hechos que podrían probar un nexo directo con grupos delictivos.

“Es una situación sensible y difícil, pero estamos decididos a depurar nuestras filas. Algunos de estos sumariados ya han sido apartados y remitidos a prisión”, afirmó el comandante, al tiempo de remarcar que el compromiso de la institución es extirpar a los elementos que representan un riesgo tanto interno como externo.

Benítez reiteró la voluntad de sanear la Policía Nacional y proteger la integridad de la fuerza. “Estamos haciendo el mayor esfuerzo para que estos elementos no sigan siendo una amenaza armada ni para la institución ni para la ciudadanía”, concluyó.