El procedimiento fue denominado “Operativo Esquilo”. Según los informes de inteligencia, la vivienda de González servía como centro de acopio y comando logístico desde el cual se distribuían sustancias estupefacientes a diversos puntos de venta en la zona, muchos de ellos ubicados en sectores con fuerte presencia de adolescentes y jóvenes.

Cinco personas fueron detenidas durante el operativo: Jorge Ramón González Ojeda, cabecilla del grupo y con antecedentes por hurto agravado y reducción; Rony Gustavo Leiva, principal distribuidor en Caacupé con historial por narcotráfico; su hermano Juan Rodrigo Benegas Leiva, vinculado a puntos de venta en Caacupé y Eusebio Ayala, a más de César Ariel Galeano López, quien coordinaba la distribución en Caraguatay. En tanto, Carlos Ramón Leguizamón, alias «Cachomba», logró escapar y cuenta con orden de captura.

Las evidencias recolectadas en los allanamientos reflejan el alcance operativo del esquema: 636,4 gramos de cocaína distribuidos en nueve porciones y 258 dosis listas para la venta, 6,8 gramos de marihuana, Gs. 9.322.000 en efectivo, doce celulares, cinco balanzas de precisión, armas de fuego, municiones, utensilios de dosificación y tres vehículos utilizados para la distribución, incluyendo dos automóviles y una motocicleta de alta cilindrada.

El valor de la droga incautada se estima en aproximadamente 6.000 dólares. Más allá del impacto económico para el grupo criminal, el operativo representa un golpe estratégico para frenar la distribución de drogas en comunidades vulnerables, donde este tipo de redes suelen tener efectos devastadores.

La operación fue liderada por Agentes Especiales de la Dirección de Operaciones Urbanas, Fuerzas Especiales de la SENAD, el Departamento K-9 y contó con la conducción del fiscal Gedeón Escobar, de la Unidad Especializada en la Lucha contra el Narcotráfico.